miércoles, 12 de febrero de 2014

"Santa Cruz desde la barrera" por Diego Montoya Hernández


Grandísimos y preciosos son los recuerdos y vivencias que cruzan mi cabeza cuando me nombran esas dos palabras: “Santa Cruz”. Todo comienza como un juego de niños, cuando con 13 años cojo una corneta... Banda Juvenil de CC y TT Santa Cruz. Mi primera boquilla, mis primeras notas; el inicio de mi primer amor. Enamorado de mi banda, así describo mi paso por esta familia.

Recuerdo momentos que jamás se me olvidarán como mi primera actuación en tierras valencianas, la grabación de su segundo trabajo discográfico: "Segunda Estación" y un largo etcétera. Todo no fue color de rosa, como pueden imaginar; duros y solitarios ensayos con un único fin: hacer Santa Cruz una banda más grande sí cabe.

Aparte de una forma de vida, Santa Cruz, fue mi amiga y compañera, y fiel vía de escape para la mayor estación de penitencia de mi vida, que fue superar la enfermedad de mi madre. Siempre agradeceré desde el primer al último músico el apoyo y cariño recibido.

No podía acabar sin acordarme de la persona que confió en mí SIEMPRE… Que me tendió su mano SIEMPRE… Estuvo en las duras y en las maduras, y que más que un director, era un amigo en el que confiar y del que aparte de música, se aprende algo más que solamente está en la partitura de la vida… Hablo de José Antonio Expósito Sánchez.

Ya se pueden hacer una idea de cuál es mi sensación al ver esta formación en cualquier sitio, ya sea ensayo o salida procesional. Porque es MI BANDA la que suena, es mi infancia la que sale de esas cornetas... Porque fue mi primer amor...

Dejo el redoble de tambor por el “tatachín” carnavalero, pero esto no es un adiós, esto es un hasta pronto familia, y que jamás se pierda nuestro “Espíritu Santa Cruz”, ya que sólo unos privilegiados como nosotros entienden esta locura...


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